Válvula de escape

Es imposible llegar a la calle Bragado, cruzar las puertas del Glorias Arentinas, subir esas escaleras, y no sentirse mejor.
El Glorias tiene un efecto en las personas que es realmente impresionante. Puede estar lleno de personas malas, chimentos, peleas, derrotas, pero estás ahi,  y te sentís en casa. Te sentís libre, es el respiro diario, el momento de decir "estoy haciendo algo que me divierte, y lo hago con amigas".
Ultimamente las cosas no estan bien entre mundo Volley y Barbie. Mi entrenador es la persona más odiosa que conocí en 19 años. ¡Por Dios! Desde sus miradas, su modo de hablar, hasta sus contestaciónes y expresiones. Nada de el me cae bien, pero a pesar de todo eso, sigo yendo, porque ALGO en cada una de las integrantes de cada uno de los equipos, me alienta para seguir compartiendo vestuario, gimnasio, entrenamiento o partido con ellas.
Es imposible dejar al Glorias. Es más, llega un punto en el año, a mediados de Noviebre/Diciembre, en el que todas estamos hartas de partidos, y lo último que queremos hacer, es ver una pelota de Volley pero llegan las vacaciones, y además de que cada una reconoce haberse matado en la playa jugando al beach, todas mueren de ganas por volver a entrar al Glorias, en la calle Bragado, subir esas GLORIOSAS escaleras, y empezar a entrar en calor...
Puede cambiar la gente, las jugadoras, entrenadores, pero el Club, sigue siendo el mismo de siempre. ¡Por suerte!