Este comienzo de año me tiene bastente reflexiva, y bueno... en una de esas reflexiones, llegué a la conclusión de que nunca les había contado el motivo de mi necesidad de descarga mediante este medio. Nunca hice, digamos, una presentación oficial de mi dilema, o de como llegué a mi situación sentimental actual.
Se puede decir que la historia tiene sus comienzos en el mes de Abril, donde rompí con un noviazgo de dos años con Matías. Los motivos por los cuales nuestra relación terminó no tienen demasiada importancia, pero como un resumen, podría decir que su personalidad y actitudes habían sobrepasado mi paciencia. Un día antes de terminar con Matías, en un torneo abierto de Volley en el club BA.NA.DE conocí, o mejor dicho, entablé mi primer conversación con Martín, el entrenador del equipo Vélez B. Se acercó para hablarle a mi amiga, quien hace un tiempo había sido su dirigida. Yo no le dí mucha importancia, y nisiquiera lo miré(aunque me moría de ganas) y eso creo que llevó al punto de tener que dirigirse a mi y terminar con sus idas y vueltas, averiguando mi edad, etc, etc.
Al día siguiente, mi relación con Matías tuvo su punto final y mi mamá no tuvo mejor idea que hacer el comentario "Flo, Martín de Vélez B te mira mucho" ¿Era necesario mamita? Si tenía alguna sospecha, te juro que la acabás de confirmar.
El torneo abierto termino, y gracias a los medios de comunicacion salvadores que tenemos hoy en día, nos pusimos en contacto. Salimos, nos divertimos. Es muy lindo, alto, bastante inteligente y comprador. Pero tiene un defecto. Sus intentos de acoso sexual me sobrepasaron. Es la persona más desesperada en ese sentido, y si, es normal que todos los hombres lo sean, pero HAY FORMAS Y FORMAS. Este hombre no me supo llevar por el camino, por decirlo de alguna forma. Bueno, así estuvimos dos meses, hasta que la relación llegó a su fin. Nos llevábamos bien, hasta nos queríamos, pero su poca paciencia y mis pocas ganas tener mi segunda experiencia de esas características con el, fueron más fuertes y terminamos alejados.
Lo curioso de este hombre y nuestra historia, es que mientras nuestra relación de dos meses transcurría yo estuve con otro hombre. Sí. Una noche fui a bailar con amigas de Volley a un boliche en ramos llamado Antoniette, y tras miradas irresistibles de un hombre que tiene un brillo y una luminosidad única, terminé cayendo en sus redes. Si, este hombre es Demián Javier González. Luego de darnos un beso hermoso, me enteré de que el era voleybollista, y jugaba para un equipo de San Juan y que estaba en Buenos Aires de paso, entrenando con la Selección. Si, si esto es poco, es jugador de la Selección Argentina de Voley (sisi, de esos que salen en la tele y las chicas les piden autógrafos ¬¬)
Así es como lo conocí, pero claro, mientras tanto, no nos olvidemos de Martín con quien tuvimos una fiesta despedida de su mejor amigo y mi gran entrenador del alma, Alejandro Schneider. La fiesta fue en mi casa y después de un rato todos fuimos a otra fiesta, una fiesta de volley. Para mi sorpresa..¿Quién estaba en esa fiesta? Si, si, Demián.
No solo se me juntaron los dos personajes, sino que se dieron un cálido abrazo. No sabía donde esconderme. Martín que intentaba besarme en público y Demián que no dejaba de mirarme.
Me terminé yendo antes de esa fiesta en el auto de Martín, y cuando por fin luego de repartir a los demás acomáñantes estuvimos solos, mi culpabilidad fue demasiado y le conté. Más alla de que la nuestra no era una relación para nada oficial, creía que le debía cierto respeto, y por lo tanto decidí contarle todo. Se enojó bastante, estuvo una día sin hablarme, hasta que finalmente cedió.
A la semana Martín puso punto final a la relación, y como no podía ser de otra forma, fui nuevamente a Antoniette y ahí estaba de nuevo...ÉL.
Me dió el beso más lindo que me dieron hasta el día de hoy. Inolvidable. Inolvidable su piel, sus abrazos y la despedida. A la semana siguiente arreglamos una salida de a cuatro. Una amiga mia está de novia con amigo de el, y por lo tanto fuimos al cine. La noche terminó de la mejor forma que podía terminar... (lo dejo a su criterio, final abierto).
Ese fue el comienzo de una relación hermosa. Salimos cuatro meses. Fueron días llenos de expectativas, de llamados telefónicos porque claro, como les había mencionado, el estaba viviendo actualmente en San Juan. Tenía (tengo) un teléfono celular especial para comunicarme gratis con él, y no había noche que no nos quedaramos hasta las 3 a.m hablando, riendo, fantaseando.Todas las mañanas lo llamaba a las 9 a.m para que se despertara, porque tenía que entrenar, y nunca faltaba un... Chanci, llamame de nuevo dentro de 8 minutos, pliss!
Las veces que el viajaba a Buenos Aires eran la gloria. Quizás se trataban de una noche, un día, un fin de semana, pero para mí era todo. Me involucré demasiado en su vida. El formaba parte de la mía. Teníamos proyectos, sueños, ideas, locuras... todo. Pero también teníamos algo más. Algo en contra; en realidad yo tenía algo en contra. El salía de una relación de OCHO AÑOS. Si, ocho años llenos de felicidad, imagino. Una relación que un día llegó a su fin por motivos que no me interesa saber. Pero resulta que cuando faltaban doce días para su regreso a Buenos Aires y yo estaba más expectante y felíz que nunca porque esta estadía iba a ser de diez días, ella apareció.
Apareció y al se le modificó el mundo. Yo pasé a un segundo plano. Me dejó como su nunca hubiera existido, como si todo lo que habíamos vivido hubiera sido una mentira. Las adivinanzas de números, las conexiones, las risas, los llanos, los partidos, los columpios, mi viaje sorpresa a Bolivar para verlo menos de una hora, todo, todo, se había ido.
Y ahora estoy aca, esperando alguna mínima noticia de él, pero no sé nada. Solo que sé que hoy a la noche tiene su primer entrenamiento del año con su equipo, y si lo sé no es porque tenga comunicación con él, sino por uno de los compañeros de su equipo, con quien tengo una linda relación de amistad y ayuda mútua.
Así es como estoy, enamorada. Perdidamente enamorada de alguien que no tiene idea de como estoy, que no sabe cuanto lo extraño y que quiero, quiero muchísimo.
Claramente no puedo hacer una descripción total de el, pero les puedo asegurar que es alguien hermoso por donde se lo mire. Tiene un alma y un corazón digno de admirar aunque no se note, porque quizás solo lo vean como alguien que me lastimó. Pero Demián está más allá de eso. Él es todo. Es único, ángel, dorado, especial. Ojalá algún día pueda escribir en estas hojas sobre su regreso.
