SIEMPRE A PUNTO DE CAER

SIEMPRE A PUNTO DE CAER

lunes, 14 de diciembre de 2009

¿Penélope?

Siempre esperando, no desesperando. Así debería ser... Igual es difícil, lo sé. La paciencia es una cosa de locos, que paradoja, jaja.
Tener paciencia nos puede hacer enloquecer. Yo creo que nunca en mi vida fui paciente; todo a las apuradas, todo con ansiedad, siempre tratando de apurar el tiempo.

Quiero ser como Penélope. ¿De dónde habrá sacado toda esa fuerza para esperar tanto? Voy a aprender a tejer...

Igual es complicado, creo que esperar, implica soñar, soñar, implica desear y cuando se desea, es imposible ser paciente, los sueños uno los quiere hechos realidad.YA.

Entonces habría que aprender a soñar, o sea a esperar, sin esperar. Sin esperar de los demás para que esos sueños se hagan realidad. A veces cuando esperamos, esperamos de los demás, y nos olvidamos que cada uno, cada persona, debe esperar cosas de si mismo. Poner nuestras esperanzas en los demás, implica abstenerse a la posibilidad de que no se cumplan. Solo si esperamos cosas de nosotros, podemos decir con certeza que se van a cumplir. Cada uno tiene las herramientas y la capacidad para que eso se cumpla. Igual es tan difícil separar mis expectativas de las que tengo por los demás...

¿Por qué siempre estamos esperando a que los demás actúen como pretendemos que lo hagan? Eso es, creo, lo que nos lleva a la desesperación. A la desesperanza.

Es imposible, no estamos ni en la cabeza, ni el corazón de los demás... Si vamos a esperar, esperemos de nosotros mismos, no esperemos generar reacciones, sentimientos o sensaciones en los demás con nuestros actos. Disfrutemos de dar lo que damos, sin esperar que los demás lo reciban de la forma que nosotros pretendemos que lo hagan. Eso, significaría hacer cosas, con el simple objetivo de esperarlas devuelta. Eso no es honesto. Eso es manipular, eso es... conveniencia.

Creo con seguridad en que no debemos hacer las cosas que no nos gustan que nos hagan, pero con más convicción aun, creo que tampoco debemos hacer las cosas que nos gustaría que nos hagan.
Las cosas hay que hacerlas porque las sentimos, no busquemos siempre consecuencias directas de nuestros actos. Seamos un poquito mas románticos y dejemos que nos guie el corazón.

Conclusión: en la vida hay que saber esperar, sin desesperarse, y sin perder las esperanzas en nosotros mismos.

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