SIEMPRE A PUNTO DE CAER

SIEMPRE A PUNTO DE CAER

viernes, 11 de julio de 2014

Todo se centra en no dar explicaciones.


Cuesta volver a entender como se juega el juego. Se trata tal vez, de volver a ser esa que busca que las causalidades casuales ocurran, que es viciosa, obsesiva y que busca conformar a todos en algún punto. Siempre atenta a todo, capaz de imaginar una posible escena en segundos, recrearla y que salga a la perfección. Capaz de recordar hasta el más ínfimo detalle, y de tener grabada una sonrisa con dientes en la retina.
Lo suficientemente paciente como para de transformarme en una perfecta Penélope y esperar y esperar. Reacia a todo lo que te lleva a otro estado de consciencia, eso que algunos necesitan para no ser, o ser más. Consciente de casi todo. Abanderada en predicción. Especialista en desilusiones fuertes.
Puedo volverme de lo más elástica y sencilla. Me adapto y sobrevivo. Incapaz de ofenderme y disfrutar la soledad. Un solo gesto puede llevarme a la cima o hacerme caer desde el pico más alto, de la montaña más alta del mundo.

Entiendo el juego, pero a veces también puedo equivocarme-


1 comentario:

Anónimo dijo...

A un cadete acostumbrado a las corridas
la vergüenza ya le pisa los talones,
lamentando el precio de sus confesiones
va esquivando ejecutivos por Florida.
Mientras cruza sin mirar las avenidas
se martilla la cabeza sin piedad,
vuelve con los ojos llenos de perdón.
Pero es demasiado tarde
y ella le da un beso de esos
que humillan a la soledad.

Por el centro todos conocen la historia
del más pillo y la más bella del condado,
y aunque tiene momentos de poca gloria
es un cuento que merece ser contado.
Cuando el amor se tomó unas vacaciones
la vida le dio milonga y el bailó,
nunca le dijo que no a otros rocanroles.

Pero Steve Ray Voughan fue testigo
de esa magia que los condenó
a vivir eternamente
entre el tedio y la pasión,
el instinto y la razón,
entre la perseverancia
y la cruel resignación.
Esa magia que no los va a dejar ser
dos amantes del montón.

Ahora ella va a dos mil por hora por la vida
pisa el freno sólo para sus dos críos,
él supo hacerse más compañero del frío
ese que le hacía sangrar por la herida.
Si hoy la describo, digo profeta Mahoma,
una vez hecho un trato ya lo consiguió,
y él adquirió una gran filosofía de goma
y zapatos baratos, eso no cambió.
Ninguno de los dos creía en el destino
y este se vengó. Para hacerse notar
les va poniendo más piedras en el camino.

Pero yo les juro fui el testigo
de esa magia que ellos seguirán
compartiendo eternamente
entre el tedio y la pasión,
el instinto y la razón,
entre la perseverancia
y la cruel resignación.
Esa magia que no los va a dejar ser,
nunca los va a dejar ser,
dos amantes del montón.