Cuesta volver a entender como se juega el juego. Se trata tal vez, de volver a ser esa que busca que las causalidades casuales ocurran, que es viciosa, obsesiva y que busca conformar a todos en algún punto. Siempre atenta a todo, capaz de imaginar una posible escena en segundos, recrearla y que salga a la perfección. Capaz de recordar hasta el más ínfimo detalle, y de tener grabada una
sonrisa con dientes en la retina.
Lo suficientemente paciente como para de transformarme en una perfecta Penélope y esperar y esperar. Reacia a todo lo que te lleva a otro estado de consciencia, eso que algunos necesitan para no ser, o ser más. Consciente de casi todo. Abanderada en predicción. Especialista en desilusiones fuertes.
Puedo volverme de lo más elástica y sencilla. Me adapto y sobrevivo. Incapaz de ofenderme y disfrutar la soledad. Un solo gesto puede llevarme a la cima o hacerme caer desde el pico más alto, de la montaña más alta del mundo.
Entiendo el juego, pero a veces también puedo equivocarme-